El modo en que nos valoramos a nosotras mismos va a determinar todos los ámbitos de la vida. Es mucho más fácil lograr nuestras metas si gozamos de nuestra propia aceptación, si nos gustamos, si nos apreciamos. Hasta llegar a una valoración positiva de nuestra forma de ser hay que trabajar la autoestima. Una persona con la autoestima alta es una persona feliz. Porque una persona con autoestima alta confía en sí misma, en sus posibilidades y en las posibilidades que la vida le ofrece. Además, encuentra soluciones para afrontar los problemas y enfrenta lo inevitable con un ánimo más positivo. La autoestima alta se traduce en confianza y en seguridad, por lo que el resultado es más fuerza vital. Las relaciones sociales se ven mejoradas con una autoestima alta. Cuando una persona se gusta a sí misma, también gusta a los demás. Cuando una persona no se deja influenciar por las opiniones ajenas, recibe la admiración de los demás.